
Iván Espinosa de los Monteros fue portavoz de Vox en el Congreso. Ahora, lanza libro y think tank con un catálogo de propuestas para reformar el país. Cristina Villarino 6f4y2j
Un nuevo horizonte para España que requiere consenso y unidad 364o2a
La reciente entrevista de Daniel Ramírez a Iván Espinosa de los Monteros resuena con una clara llamada a la acción en el panorama político español: la necesidad de un entendimiento y una agrupación de las fuerzas de centro-derecha como paso fundamental para reconducir el rumbo de España. Más allá de las coyunturas partidistas, el mensaje de Espinosa de los Monteros subraya una preocupación profunda por el futuro del país y la urgencia de construir una alternativa sólida y esperanzadora.
Espinosa de los Monteros es contundente: la "pelea entre PP y Vox no tiene sentido". Esta afirmación, lejos de ser una mera crítica, es una llamada a la inteligencia estratégica y al pragmatismo político. En un sistema parlamentario fragmentado, la dispersión del voto en bloques ideológicamente afines solo fortalece a quienes se benefician de esa división. La experiencia democrática nos enseña que la alternancia en el poder, vital para la salud de una democracia, se logra a menudo a través de mayorías construidas sobre plataformas comunes y no sobre la confrontación fratricida.
La verdadera fortaleza de una propuesta política reside en su capacidad para generar consensos amplios, no solo dentro de sus propias filas, sino también tendiendo puentes hacia la socialdemocracia y el centro-izquierda en aquellos asuntos de Estado que trascienden las ideologías. España necesita un proyecto de país que inspire, que trascienda la mera oposición y que se base en principios compartidos de prosperidad, libertad y bienestar.
El futuro de España exige una visión que vaya más allá de la gestión del día a día y que aborde los grandes desafíos con propuestas audaces y realistas. En línea con el espíritu de la entrevista, un proyecto de centro-derecha renovado y unificado debería centrarse en:
Reducción de la deuda pública y generación de riqueza: La sostenibilidad financiera del Estado es crucial. Esto implica una gestión fiscal responsable, que fomente la inversión y el ahorro, y que aligere la carga impositiva sobre ciudadanos y empresas. La creación de un entorno propicio para la actividad económica es la base para generar empleo, riqueza y bienestar, disminuyendo la dependencia del endeudamiento.
Impulso a la iniciativa privada y cota de libertad: La libertad económica y la protección de la propiedad privada son motores de progreso. Limitar el intervencionismo estatal excesivo y reducir la burocracia son pasos esenciales para que emprendedores y empresas prosperen. Esto no solo genera riqueza, sino que también amplía el espacio de libertad individual y de las entidades privadas para innovar y contribuir al desarrollo del país.
Recuperación de crecimiento real y bienestar social: El enfoque debe estar en un crecimiento económico que se traduzca en una mejora efectiva de la renta per cápita y en una mayor calidad de vida para todos. Esto implica reformas estructurales que aumenten la productividad, inviertan en capital humano y promuevan la competitividad en sectores clave como la energía y la inteligencia artificial, tal como sugiere Espinosa de los Monteros.
Ilusionar a jóvenes y mayores: Un proyecto de futuro debe conectar con las aspiraciones de las nuevas generaciones y ofrecer seguridad y estabilidad a los mayores. Esto significa abordar desafíos como el a la vivienda, la precariedad laboral, la digitalización y la sostenibilidad del sistema de pensiones con soluciones que inspiren confianza y abran oportunidades.
Un Estado eficiente, no dependiente: Frente a un modelo que pueda generar "más dependientes del Estado que aportantes", es fundamental reconducir el rol del Estado hacia la eficiencia, la provisión de servicios públicos de calidad y la creación de un marco seguro, dejando espacio para la iniciativa privada y la responsabilidad individual.
La polarización actual, exacerbada por discursos que dividen, dificulta el progreso. La propuesta de un centro-derecha unificado, sin complejos ni guiños a la izquierda más autoritaria, no es solo una estrategia electoral, sino una responsabilidad histórica. Al aunar fuerzas y proyectar una visión de futuro basada en la libertad, la prosperidad y la eficiencia, se pueden construir los consensos necesarios para que España avance.
El reto es superar las "rencillas y desconfianzas" internas y demostrar que es posible construir una alternativa "ilusionante" y "competente". Solo así, con argumentos sólidos y una visión clara, el centro-derecha podrá ofrecer a España el futuro que merece, un futuro de estabilidad, crecimiento y oportunidades para todos, recuperando cotas de libertad individual y de entidades privadas, limitando el intervencionismo y la dependencia estatal, y reconduciendo el destino de nuestra nación, monarquía parlamentaria y estado democrático.