Ana Ballester, indumentarista de Hogueras.

Ana Ballester, indumentarista de Hogueras. A.R.

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Ana Ballester, diseñadora: "Los clientes se gastan una media de 2.500 € en su traje para Hogueras"

Esta artesana es la indumentarista oficial de las máximas representantes infantiles en las fiestas de 2025.

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Alicante
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Las Hogueras están a la vuelta de la esquina. Del 20 al 24 de junio, Alicante se transforma en un espectáculo de luz, fuego y tradición.

Y si hay unas protagonistas indiscutibles en estas fechas son, sin duda, las belleas, las Damas de Honor y otros de las comisiones que llenan de color y elegancia cada rincón de la ciudad.

Desde EL ESPAÑOL de Alicante hemos hablado con Ana Ballester, indumentarista oficial de las máximas representantes infantiles de las Hogueras, para conocer de primera mano cómo viven estos días de frenética actividad en su taller y cuánto están dispuestos a invertir los alicantinos en mantener viva esta tradición.

Con alma de fiesta

Ana Ballester no solo da nombre a su taller de indumentaria tradicional alicantina, sino también a una forma de entender las Hogueras de San Juan con aguja, hilo y mucha dedicación.

Este año es, por primera vez, la indumentarista oficial de las máximas representantes infantiles de la fiesta, un honor que, asegura, no es solo un reconocimiento, sino también "una enorme responsabilidad".

"Que piensen en ti para vestir a las máximas representantes del fuego es todo un placer y un orgullo", cuenta Ballester mientras supervisa uno de los muchos encargos que tienen que estar listos para los desfiles entre el 20 y el 24 de junio.

El taller, que funciona como una coreografía perfectamente medida, está compuesto por un pequeño equipo de tres o cuatro personas.

Todas saben qué hacer y cuándo hacerlo, casi sin necesidad de hablarse. El objetivo: que no falte ni una puntada cuando empiece la fiesta.

"Vamos sacando todo adelante para que en Hogueras esté todo listo y todo el mundo pueda desfilar con sus trajes nuevos", afirma.

Creatividad con hilo fino

La mayoría de clientas llega con las ideas muy claras, algo que ha cambiado con el paso de los años. Ballester y su equipo trabajan como traductoras del deseo, adaptando los gustos personales a las exigencias del traje tradicional.

"A veces modificamos un poco la idea inicial, pero la mayoría viene con un estilo ya muy definido", explica.

"Nosotras lo que hacemos es orientar, corregir y embellecer, sin perder nunca la esencia de la indumentaria".

Los tejidos, las puntillas, los colores y los adornos se eligen con mimo. Cada traje es una pieza única que cuenta una historia, y no hay dos iguales. En plena era de la personalización, vestir de tradicional nunca ha sido tan moderno.

Una inversión en la fiesta

En cuanto al precio, los números son tan variados como los gustos. Ballester detalla que un traje sencillo puede costar en torno a 600 euros, pero los más elaborados pueden superar los 3.000.

"La media está en unos 2.500 euros. Todo depende del tipo de traje, si es de faena, que es más simple, o de mudar, que implica más trabajo y materiales", aclara la diseñadora.

Allí también se encuentran un par de clientas, quienes afirman que 2.500 € puede ser una media, pero a la baja. Aunque también especifican que el gasto depende mucho de ellas, "de lo que cada una quiera".

Una cifra que no sorprende a Mariola Torres, una joven de 18 años y clienta habitual del taller. "Este año me estoy haciendo un traje nuevo para la ofrenda y solo en el delantal y la manteneta ya me he gastado 500 euros", confiesa con una sonrisa.

El conjunto completo, entre brocateles, calzas y zapatos forrados, se le ha ido hasta los 2.500 euros. "Esto es un poco un vicio", reconoce.

"Me encanta la indumentaria y todos los años acabo picando: que si un aderezo nuevo, que si unas calzas… Al final, es un armario que nunca termina de estar completo", confiesa.

La joven cuenta a este medio con orgullo que se acaba de hacer autónoma porque es la creadora de Chichipato, otro negocio relacionado con el mundo fogueril. En su caso, se dedica al diseño de complementos para hogueras, y la tienda de Ana Ballester es su escaparate.

La tradición, por encima de todo

A pesar del ritmo frenético, el ambiente en el taller es de entusiasmo contagioso. La pasión de Ballester por su trabajo es evidente, y no pierde de vista el verdadero objetivo de todo este esfuerzo: que cada persona que se vista para las Hogueras lo haga con orgullo, emoción y autenticidad.

"Deseo que todas las personas que celebran las Hogueras disfruten de estas fechas como se merecen", afirma. "Es una fiesta única que hay que vivir con intensidad", concluye.