
El oncólogo Silvio Garattini. 1f6r1m
El secreto de Silvio Garattini, el oncólogo de 96 años que no se medica: "El 40% de los cánceres pueden evitarse" 276c6o
El destacado médico asegura que "la mayoría de las enfermedades nos las autoinfligimos a través de nuestros malos hábitos de vida". 1a42v
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Silvio Garattini, oncólogo y farmacólogo de 96 años, aprovechó una charla para hacer una llamada a la reflexión sobre la falta de información independiente en el ámbito de la salud, destacando cómo las noticias sobre medicina y bienestar suelen provenir de actores que persiguen intereses económicos.
Según este, el mercado sanitario se alimenta de la creación de necesidades artificiales, imponiendo estándares de normalidad cada vez más restrictivos que conducen a una dependencia creciente de medicamentos y suplementos innecesarios.
Denunció también que la mayoría de los mensajes que se reciben sobre salud provienen de aquellos que tienen algo que vender, un sesgo que no solo deforma la realidad médica, sino que también perpetúa una cultura de dependencia y sobreconsumo que nada tiene que ver con la verdadera medicina preventiva.
Lo que él plantea, y que hoy corrobora la literatura científica, es que la comunicación sobre la salud no puede ser rehén de los intereses comerciales.
“Falta una información independiente como la que intentamos dar hoy aquí. Es muy raro tener una información independiente porque la información deriva fundamentalmente siempre de quien vende algo”, explicó.
Con esta contundente afirmación, Garattini dejó claro que la salud se ha convertido en un negocio, donde el mercado dicta lo que debemos saber o ignorar. Un estudio de ‘PLOS ONE’ mostró cómo los Grupos Parlamentarios Multipartidistas del Reino Unido relacionados con la salud recibieron pagos de farmacéuticas, sugiriendo que la industria influye significativamente en la política de salud.
Así, este oncólogo denunció la conversión del ámbito sanitario en un espacio regido por la lógica comercial, donde la ciencia queda a merced de intereses que poco tienen que ver con el bienestar colectivo.
Para ilustrar este fenómeno, puso como ejemplo el progresivo descenso en los niveles “normales” de colesterol en sangre. Señaló que cuando las instituciones médicas y los laboratorios insisten en que “cuanto más bajo, mejor”, se genera un mercado cada vez más amplio para las estatinas, a menudo sin justificación suficiente. De hecho, subraya que muchas enfermedades no “llueven del cielo”, sino que son consecuencia directa de nuestros estilos de vida.
“La mayoría de las enfermedades nos las autoinfligimos a través de nuestros malos hábitos de vida y luego después nos quejamos porque llegan. Piensen que en Italia tenemos un triste récord, tenemos cuatro millones y medio de diabéticos de tipo 2.”
Frente a esta realidad, recordó que la diabetes tipo 2 es “una enfermedad evitable a través de tres cosas fundamentales: tener una buena alimentación, no tener exceso de azúcares, no aumentar de peso y hacer movimiento.” Un mensaje simple pero avalado por décadas de evidencia científica.
La verdadera medicina 46h4w
Más allá del daño individual, Garattini advirtió sobre la presión que estas patologías prevenibles ejercen sobre los sistemas sanitarios públicos. Con 4,5 millones de diabéticos tipo 2 en Italia, el coste para el servicio nacional es inmenso. Además, remarcó que el 40% de los cánceres también podrían evitarse con hábitos más saludables, una afirmación consistente con los hallazgos del World Cancer Research Fund International que indican la influencia clave de factores como dieta y tabaco en la carcinogénesis.
El oncólogo criticó la omnipresencia de la publicidad como motor de la desinformación. Citó el caso de los complementos alimenticios, cuya venta mueve 5.000 millones de euros al año en Italia, sin respaldo sólido de evidencia científica.

Su visión de la prevención es ambiciosa: “Prevención significa, sustancialmente, evitar las enfermedades. Significa no ir al médico, significa que, si no se tiene enfermedad y no se va al médico, significa no usar fármacos, significa no acudir al servicio sanitario nacional y, por lo tanto, el servicio sanitario nacional mejoraría automáticamente.”
Un mensaje que entronca con la estrategia de la OMS para 2030, que sitúa la prevención como pilar fundamental para contener la morbilidad y los costes sanitarios. Garattini lo resumió en pocas palabras: “Hace falta una gran revolución cultural, es decir, debemos cambiar nuestra cultura.”
Frente a esta dinámica mercantil, Garattini reclamó una “revolución cultural” para situar la prevención en el centro de la medicina. Para él, la verdadera medicina no consiste únicamente en tratar enfermedades, sino en evitarlas mediante la promoción de conductas saludables. Este enfoque de prevención primaria está avalado por la Organización Mundial de la Salud, que subraya su importancia para garantizar la sostenibilidad de los sistemas de salud.
Otra de sus críticas se centró en la falta de formación específica en salud pública dentro de las escuelas italianas. Reclamó la instauración de clases semanales de educación para la salud, impartidas por profesionales formados, para fortalecer la conciencia preventiva desde edades tempranas. Esta propuesta está en línea con el concepto de ‘Health Literacy’ o alfabetización en salud, recogido por la Comisión Europea como un factor clave para la mejora de los indicadores sanitarios.
Garattini también denunció la persistencia de hábitos nocivos como el tabaquismo, responsable de un enorme impacto ambiental y sanitario. Según la Organización Mundial de la Salud, fumar genera 50.000 millones de colillas al año a nivel mundial, que contaminan suelos y océanos. Además, recordó que en países como Francia o Australia, el precio del tabaco es hasta cuatro veces superior al de Italia, lo que disuade el consumo y financia programas de salud.
La alimentación equilibrada y moderada fue otro pilar de su intervención. Citó estudios en animales que muestran cómo una restricción calórica del 30% prolonga la vida en un 20%, reflejando el potencial de la moderación alimentaria para alargar la esperanza de vida. Asimismo, resaltó la importancia del ejercicio físico no trivial: caminar entre 150 y 300 minutos semanales a una intensidad moderada a vigorosa, que genere fatiga respiratoria y aumento del ritmo cardíaco.