
David Boado y Filo Fernández, dueños del Arde Lvcvs
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El restaurante que apostó por la brasa y sedujo al corazón industrial de Arteixo (A Coruña)
Madre e hijo abrieron en 2016 el Arde Lvcvs, que, sin menú del día ni cenas, se ha ganado una clientela fiel entre trabajadores del polígono de Sabón gracias a sus carnes y pescados a la brasa
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En una esquina discreta de Vilarrodís, en Arteixo, lejos del bullicio del centro y rodeado de locales que ofrecen menú del día, David Boado y su madre Filo Fernández han levantado, casi a pulso, un pequeño restaurante en el que manda la parrilla.
El restaurante abrió sus puertas en septiembre de 2016, y desde entonces no han parado de recibir clientes de todas partes de A Coruña. "El boca a boca", confiesa David.
Ganarse el paladar del público Inditex no es nada fácil. Con los años, y gracias a su cercanía al polígono de Sabón, se han hecho con una cartera de clientes que va más allá del ambiente empresarial.
Mientras que en los locales de alrededor venden, sobre todo, menú del día y platos combinados -que triunfan entre los trabajadores-, ellos siempre apostaron por el plato a la carta. “La especialidad es la lubina a la brasa y el chuletón de ternera”, confiesa David.
El nombre, Arde Lvcvs, remite a las fiestas romanas de Lugo, la ciudad de la que es originaria la familia. "Queríamos algo que nos representara y que tuviese fuerza", cuenta David.
Ambos vienen de una familia ligada de siempre a la hostelería. David, sin embargo, no empezó aquí. Estudió mecánica, trabajó fuera de Galicia y durante años dudó si este era su camino.
"Al principio no me atraía la hostelería, pero un día probé la parrilla y me enganchó. Me enamoré de este oficio", dice con una media sonrisa..
En plena pandemia, Arde Lvcvs tomó una decisión que para muchos sería impensable: cerrar por las noches y abrir solo al mediodía. "Lo llamo horario de funcionario de hostelería", bromea David.
El comedor es pequeño —no más de 35 comensales—, y eso es parte de su encanto. "Nos permite cuidar bien a cada mesa, saber lo que hacemos y cómo lo hacemos", explica David.
Aunque lo cierto es que el foco está en las brasas: "Si el producto es bueno, yo solo puedo estropearlo", dice. No hay pretensión, ni florituras.
"Nosotros no quisimos meternos en una locura. Queríamos algo pequeño, que pudiésemos llevar entre los dos, que funcionase bien y nos permitiese vivir", dice David.
Arde Lvcvs no busca ser el restaurante de moda. Busca durar. Y en eso, como en la brasa, lo importante no es la llama más alta, sino la que no se apaga.