
Joel García, con esquizofrenia paranoide, cobra una pensión por incapacidad permanente. Cedida
Joel García, sobre la polémica de su 'paguita': "Que me quiten la pensión no resolvería el problema, solo generaría otro"
Joel García, diagnosticado con esquizofrenia paranoide, desató la polémica al hablar sobre la pensión por incapacidad permanente que recibe.
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Joel García, conocido en redes sociales como @vampirojoven, ha provocado un intenso debate tras sus declaraciones en 'Sanatoria Podcast', donde habló sobre la pensión no contributiva que recibe.
La polémica surgió por sus comentarios sobre la pensión de 1.008 euros que recibe por incapacidad permanente y su explicación de que no le llega porque tiene "mucho tiempo libre".
EL ESPAÑOL ha podido ar con él para conocer más en profundidad su visión. Ante las críticas de quienes le acusan de ser un "vividor", Joel García responde con contundencia, dejando claras sus razones y defendiendo con firmeza su forma de vivir.
Joel mantiene su postura
"Las críticas no me duelen, me retratan lo que ya sabíamos: que hay gente que no tolera que alguien sobreviva fuera del molde que ellos defienden", afirma.
Su intervención, lejos de hacerle dudar, le ha reafirmado en su postura: "Me han llamado de todo, pero ninguno ha podido desmontar lo que dije. El ruido confirma que algo incómodo se dijo".
Una de las expresiones que más repercusión tuvo fue el uso del término 'paguita'. Joel no solo no se arrepiente, sino que lo defiende como una herramienta de provocación útil para señalar las contradicciones sociales.
"Sí, dije ‘paguita’. Y lo volvería a decir. No porque desprecie a nadie, sino porque en este país hay palabras que duelen más que los hechos".
A su juicio, esta palabra molesta porque toca una fibra que muchos preferirían evitar. "Si una palabra dicha en un pódcast os molesta más que la realidad que describe, igual el problema no es la palabra. Es la verdad incómoda que os da picor", añade.
Y remata con una declaración de principios: "Aquí se habla con calle, con ironía, y si a alguien le escuece… pues que se rasque. No voy a cambiar mi vocabulario por nadie ni por nada".
Joel no se limita a defender su lenguaje; también pone el foco en la precariedad estructural. Asegura que el problema no es en qué se va el dinero, sino lo difícil que es sostenerse con tan poco.
"El dinero se va en vivir. En pagar alquiler, comida, suministros y en mantener una salud mental en un sistema que constantemente intenta aplastar al que no encaja".
Para él, tener tiempo libre no equivale a tener privilegios, sino simplemente a sobrevivir con algo de dignidad. "Tener tiempo libre no significa ser rico, significa que tengo espacio para existir, y eso parece que molesta", apunta.
No ha ignorado las críticas que lo acusan de aprovecharse del sistema. Ante ello, lanza una reflexión directa: "Les diría que no me conocen, pero que les da rabia imaginar que alguien vive sin encajar en su lógica de sufrimiento".
Joel va más allá del caso personal y señala un mal más profundo: la estructura social que premia el sacrificio, castiga la diferencia y convierte la precariedad en norma.
"¿Vividor? Ojalá todos pudieran vivir sin culpa ni miedo. Pero si les molesta que yo lo intente, quizás deberían preguntarse a quién sirve realmente este sistema. Porque si sobrevivir se convierte en un acto revolucionario, es que algo va muy mal".
Cuando se le plantea la posibilidad de perder la pensión, su respuesta no es derrotista. "Pues sobreviviría, como siempre hemos hecho los que estamos al margen", afirma con naturalidad.
Su determinación va más allá del dinero: "Buscaría otra vía, otra grieta por donde colarme. Lo que no haría es callarme. Que me quiten la pensión no resolvería el problema: solo generaría otro".
Tampoco muestra arrepentimiento por nada de lo dicho. Para él, la honestidad es innegociable. "Lo repetiría palabra por palabra. ¿Arrepentirme de ser honesto? Nunca", responde.
Y concluye con una idea que resume todo su discurso: "Si molesta, es porque revela algo que preferirían seguir tapando. El problema no es lo que dije, sino que lo dije en voz alta".
Joel García ha puesto sobre la mesa una cuestión que muchos prefieren evitar: el abuso de las ayudas sociales por parte de quienes se aprovechan del sistema sin ningún reparo.
Nadie duda de que Joel necesite esa ayuda, pero la opinión pública se centra en cómo el sistema podría estar siendo mal utilizado, dando pie a discursos que evidencian un posible abuso y generan preocupación sobre su correcta gestión.
Más allá de la polémica, su intervención ha abierto un debate incómodo pero necesario sobre cómo garantizar que las 'paguitas' cumplan su propósito, sin dejar de proteger a quienes realmente las necesitan.