
Álvaro Cervantes, uno de los cuatro protagonistas de 'Esmorza amb mi'. Foto: Filmax 541f3w
'Esmorza amb mi', la ópera prima de Iván Morales: cuando el desamor nos cose las heridas 6y2b5p
El director de teatro de la multipremiada obra 'El día del Watusi' debuta en la gran pantalla con un elenco sólido y un guion que repiensa el trauma desde el amor. 4n5k1g
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En los primeros minutos de su entrevista con El Cultural, Iván Morales confiesa que el estreno de su primer largometraje, Esmorza amb mi (Desayuna conmigo), título compartido con su obra de teatro homónima, le produce una sensación extraña, incluso absurda: "Siento que quien vio la película ayer, vio un filme mejor que el de hace dos meses. Eso solo me pasa con el teatro".
Tras la conquista de los escenarios hace un año por parte del director, actor y guionista de El día del Watusi, el ahora cineasta se pone a cargo de un drama reflexivo y cargado de heridas que, lejos de cerrar, forman parte de sus protagonistas.
La historia atraviesa la vida de cuatro personajes, jóvenes adultos de clase obrera que tratan de sanar el trauma mientras luchan contra el desamor en un esfuerzo de supervivencia emocional. Álvaro Cervantes, Marina Salas, Iván Massagué y Anna Alarcón encarnan así una fotografía de la crisis millennial en la urbe barcelonesa. Para Iván Morales "es un tipo de película en la que si los actores no se sienten con confianza para lanzarse al vacío esto no funciona".
Natalia acaba de tener un accidente que le lleva a una parálisis provisional. En el hospital, se reencontrará con Salva, un viejo amigo que trata de dejar atrás un pasado turbulento. La rehabilitación y vuelta a su vida cotidiana dará pie a una serie de encuentros que abrirá las postillas de los protagonistas.
La intención de Morales es ser lo más honesto y sincero posible con el espectador "generar un diálogo, tener una relación activa con él". Para ello, mientras que Natalia se deja llevar por el deseo de Omar, un cantante en plena crisis creativa, Salva trata de iniciar una nueva vida alejada de la ciudad con Carlota, la que en un principio parece la 'mujer ideal'. La película subraya una idea que el también dramaturgo sostiene en la entrevista: "El amor es un tema infinito"
Esmorza amb mi se articula como un cuento, está dividido en cuatro capítulos y cada uno le pertenece a un integrante del cuarteto protagonista. Como caminos que se entrecruzan, acompañamos a estos jóvenes en su soledad, en el relato de conflictos donde el desamor no desangra, sino que cicatriza las heridas de sus personajes.

Iván Morales en el set de rodaje de 'Esmorza amb mi'. Foto: Filmax
El director barcelonés también apuesta por el documental dentro de la ficción. En paralelo al avance de las cuatro historias vemos fragmentos del proyecto cinematográfico de Natalia, la cineasta interpretada por Anna Castillo. En él, voces y caras anónimas comparten su visión del desamor con la mirada fija a la cámara. El multipremiado director de teatro explica que en su largometraje conviven dos tipos de actores: por un lado los profesionales, que son el cuarteto de protagonistas y Oriol Pla, por el otro, el resto del elenco, compuesto por actores naturales.
Sin quererlo, la ópera prima de Iván Morales continúa el precedente asentado por La estrella azul y Por donde pasa el silencio. Donde Javier Macipe y Sandra Romero, ambos directores debutantes, también tontean con la frontera entre el documental y la ficción, a través de un casting de actores no profesionales. Para Morales el éxito de este tipo de propuestas reside en "elegir a la gente apropiada, que puedan conectar con lo que sus personajes tienen que contar".

Un fotograma de la película donde Álvaro Cervantes interpreta a Omar. Foto: Filmax
Cervantes, Salas, Castillo, Massagué y Oriol Pla demuestran que el talento interpretativo en asociación con un guion trabajado son dos elementos más que suficientes para llenar la gran pantalla. En sus actuaciones queda patente la herida, el autoengaño y la mentira que subyacen, no tanto del diálogo, más bien de la corporalidad y la expresividad de los personajes. Según relata el cineasta, los actores "debían seguir una partitura muy definida que han sabido ejecutar de manera que parece un accidente, porque son intérpretes con herramientas".
La carrera teatral de Morales comenzó hace 20 años en un intento fallido de llevar a la gran pantalla una Esmorza amb mi que, como el director, ha evolucionado a golpe de ficción. De esta forma terminó decantándose temporalmente por los escenarios, donde se consumó con obras como Yo nunca, Cleopatra, Sé de un lugar y El día del Watusi.

Un fotograma de Iván Massagué y Marina Salas como Salva y Carlota. Foto: Filmax
En su entrevista a El Cultural, adelanta: "Vamos a reponer, remontar con elenco nuevo y cambios también en el arte, El día del Watusi, volveremos a Barcelona y estaremos en Madrid". La novedad fundamental en la adaptación de la novela de Casavella pasa por el rol protagonista. Guillem Balart hereda los harapos de Fernando Atienza de la mano de Enric Auquer.
Según el director, entre algunas de las referencias de Esmorza amb mi figuran personalidades como Pier Paolo Pasolini, con su Encuesta sobre el amor, que tal y como se menciona en el filme dialoga y hasta se opone al documental del personaje ficticio de Anna Castillo, Wong Kar-wai con el melancólico amor de Chungkin Express e incluso se citan cuadros de arte como Ofelia, la pintura de John Everett Millais.
Tras su debut en la gran pantalla, ante la pregunta de ¿qué es lo siguiente? El director catalán responde: "Tengo que volver al primer lugar de todo, a la mesa y a la escritura". El también guionista apunta que un folio en blanco es un espacio que te coloca ante todas tus inseguridades, en cambio "para mí la sala de ensayo es ese espacio seguro, cuando todo está armónico es mi lugar favorito. El set de rodaje no dejo de verlo como una sala de ensayo un poco pervertida, porque de golpe hay gente mirando".